Entre 2008 y 2014, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Salud sin Daño colaboraron en una iniciativa global que tuvo como objetivo demostrar la factibilidad de la eliminación de termómetros y esfigmomanómetros con mercurio en el sector del cuidado de la salud y su reemplazo por alternativas precisas y económicamente viables.